ANAA participa en San Antón

ANAA participa en San Antón

Como todos los años ANAA estaba invitada a la festividad de San Antón, celebrada el pasado domingo 17 de enero, y pudo instalar un pequeño stand en la puerta de la ermita.

La parroquia de San Antón de Madrid, situada en la céntrica calle Hortaleza, 67, acogió el pasado domingo 17 de enero la tradicional bendición de mascotas con motivo de la celebración del día del patrón de los animales. Y como todos los años ANAA estaba invitada y pudo instalar un pequeño stand en la puerta de la ermita para informar a todos los que se acercaban a conocer algo de nuestro trabajo, adoptar un compañero de cuatro patas en nuestro Centro de Adopción o recibir cualquier tipo de información. A pesar del frío los voluntarios de ANAA estuvieron al pide del cañón atendiendo a todo el que se acercaba y disfrutando de esta especial festividad. Por la puerta de la parroquia pudieron ver desfilar desde las 9:00 de la mañana a centenares d personas procedentes de todas las zonas de Madrid acompañadas de sus perros, gatos, conejos, hámster, pájaros, tortugas y hasta alguna especie más exótica, como una “familia de cerdos vietnamitas”, todos ellos ataviados con sus mejores galas en honor al santo.

Como todos los años el padre Juan Villar fue el encargado de derramar sobre las mascotas agua bendita y pronunciar las siguientes palabras: “El señor bendiga este animal y San Antón lo proteja de todos los males del cuerpo”. La tradición señala que después de bendecir a los animales, los dueños reciben gratuitamente unos panecillos elaborados según una fórmula secreta que los mantiene tiernos durante bastante tiempo. Después, tienen que guardar el panecillo junto a una moneda y dejarla durante un año en el armario para sustituirla al año siguiente por una nueva, y así lograr la bendición del Santo.

Por la tarde los voluntarios de ANAA recibieron refuerzos y a los auténticos protagonistas del día, los perros del Centro de Adopción de ANAA: Regaliz, Kitriki, Archiduque, Duglas, Zalla y Pasto que llegaron al centro de Madrid para representar al albergue como sólo ellos saben. A las 17:00 horas, en las llamadas ‘vueltas del santo’ el tradicional desfile en el que todos los animales y sus dueños marchan por las calles Barceló, Fuencarral, Hernán Cortés, Mejía Lequerica y Hortaleza, nuestros representantes desfilaron como auténticos profesionales al lado de los caballos de la Policía municipal, de palomas mensajeras del Ejército, de perros de salvamento de los Bomberos y de la ONCE, entre otros. Como recompensa recibieron el mejor de los homenajes; que mucha gente conociese ANAA, se interesa en adoptar y sobre todo, un tremendo aplauso a su labor.

Una fiesta madrileña con orígenes de leyenda

Mucha gente se pregunta cual es el origen de esta original fiesta que se celebra en Madrid desde el s.XVII. Según cuenta la leyenda, San Antonio Abad, repartió todas sus posesiones entre los pobres y fundó varios monasterios, también conocido como san Antón, cuando veía a un animal herido, lo curaba, al igual que hizo con el cerdo que siempre le acompañaba y que le valió el apodo de San Antonio del Porquet. Por eso, en la ciudad de Madrid se rifaba antiguamente entre los vecinos un cerdo después de las celebraciones de los oficios religiosos.

La fiesta estuvo prohibida en Madrid entre 1619 y 1725, pero se volvió a instaurar con la llegada al reino de Fernando VII. Con Isabel II, la fiesta alcanzó un éxito rotundo y así continuó durante todo el siglo XIX. En 1923, la bendición pasó de realizarse en la calle Farmacia a la calle de Hortaleza, lugar donde se realiza actualmente. En esa época, un escolapio se asomaba a la ventana para bendecir y repartir saquitos de cebada en cucuruchos y panecillos del Santo a todos los asistentes. En aquel entonces, en la zona de la calle Hortaleza, considerada como marginal, convivían junto a los vecinos animales de patio y de campo como burros, gallinas o cerdos. Durante la II República se volvió a prohibir la fiesta para volver a reanudarse en 1943. Pero en 1967, se suspendió otra vez para volver en 1985 y no desaparecer más.