30 Ago Ainsley, el claro ejemplo de que el amor no entiende de tamaño.
Lo más bonito de esta historia es que sus adoptantes supieron mirar el interior y no juzgar por el tamaño (¡fijaos en sus enormes patitas!), dejando a un lado las ideas preconcebidas de que un perro grande da más problemas, no puede vivir en un piso o no puede relacionarse con otros perros.
Sus adoptantes fueron con una idea bastante decidida en su cabeza, pero cuando vieron al cachorrito Ainsley correteando hacia ellos se miraron y lo tuvieron claro… Era él.
Ana nos cuenta lo que está siendo su historia desde hace casi tres años:
Como muy bien dice Ana, tener un perro no es todo felicidad como lo pintan en las películas, sino que requiere mucho tiempo, dedicación, ganas y dinero. Requiere limpieza de más, madrugones, sustos, solucionar problemas que surjan, y muchos otros esfuerzos.
Pero todo esto parece insignificante comparado con el amor tan grande que son capaces de dar, con la enorme alegría que desprenden simplemente cuando nos ven llegar a casa o cuando te miran con sus ojos llenos de inocencia y cariño. Definitivamente tener un perro es una de las mejores cosas que te puede pasar en la vida.
Es cierto que los perros pequeños suelen salir mucho más rápido adoptados, mientras que los más grandes esperan su oportunidad en los centros de adopción durante meses o incluso años, aunque sean buenísimos y tranquilos. Deberíamos cambiar la mentalidad que tenemos hacia ellos y dejarles demostrar lo maravillosos que son por su interior.
Síguenos en las redes sociales para ver más finales felices, animales en adopción, noticias y mucho más:
- Instagram: asociación_anaa
- Facebook: @asociacionANAA
- Twitter: @asociacion_anaa