Bruno

Bruno

En ANAA todos los días son especiales, algunos son especialmente felices porque uno de nuestros bichetes es adoptado y otros son especialmente tristes por múltiples razones. El 13 de octubre del año pasado fue uno de esos días especialmente tristes, Bruno llegó al Centro y a pesar de ser un día “de los menos buenos”, tuvo su parte positiva porque ese día nuestro gatito empezó su nueva vida. Cada vez que un animal entra en ANAA nosotros le prometemos que no volverá a pasar frío, hambre ni, por supuesto, dolor y con Bruno nos esforzamos al máximo por cumplir esa promesa.

Fue rescatado por un ángel, una chica que le cuidó y protegió hasta que pudimos hacernos cargo. Este chiquitín, de 6 años, se metía en el jardín de una señora que pidió ayuda porque vio que tenía media cara en muy malas condiciones. Cuando le rescataron de la calle, efectivamente, tenía el rostro destrozado, con mucha sangre y, además, tenía mucho susto y miedo.

Cuando al fin le rescataron, tuvieron que ingresarlo, estaba muy débil y no quería comer. Poco a poco empezó a ingerir alimentos y cuando le hicieron una radiografía… ¡¡encontraron perdigones!! Nosotros todavía no entendemos, ni entenderemos nunca, como alguien pudo hacerle tanto daño. Gracias a su ángel de la guarda, Bruno empezó a comer, a confiar e incluso a echarse unos juegos.

Una vez en la Asociación, la verdad es que su aspecto impresionaba: le faltaba un ojito y, aunque tenía la cara mucho mejor, se seguía notando todo lo que había sufrido. A todas las personas que formamos parte de ANAA nos enamoró enseguida, era un gato especial, mimoso, tierno y achuchable. Le encantaban los mimos, sociable con otros gatos y pronto hizo grandes amigos felinos. Además, le gustaba jugar y a nosotr@s verle disfrutar y así lo hizo, todo lo que quiso y más. Las voluntarias de gateras nos comentaban: “No se puede no adorar a este gato. En cuanto lo ves, te lo quieres comer a besos. Es todo dulzura y mimo”.

A veces resulta algo complicado dar en adopción a animales que no son especialmente jóvenes o a animales con características físicas algo peculiares, por lo que nosotros pensábamos que Bruno pasaría más tiempo en ANAA del que todos queríamos. Sin embargo, si este gatito ya conocía a su ángel de la guarda, un día llegó a la Asociación la que sería su hada de la suerte. Fue adoptado por una persona super especial, que supo ver más allá de su físico y se dio cuenta del tesoro que era Brunito. Se lo llevó a casa y para completar nuestra alegría, ¡Bruno iba a vivir con la gatita carey anaaera TANAX!

Habíamos soñado muchas veces con cómo sería la adopción de este felino, pero la familia que tiene supera todas nuestras expectativas y va más allá de nuestros sueños. No podemos estar más felices. Nos lo imaginamos durmiendo en un sofá, recibiendo mimos, comiendo comidita rica, jugando con su hermana felina… y nos damos cuenta de lo mucho que vale la pena tener un día especialmente triste, si va a ir seguido de otro día especialmente feliz.

Bruno, tu familia de ANAA te recuerda siempre, te quiere y no te olvida. Te deseamos todo lo mejor, aunque sabemos que lo tienes.

Y a vosotras, ángel de la guarda y hada de la suerte, GRACIAS, GRACIAS Y MIL GRACIAS por haber sacado a Bruno de la calle, haber visto todo lo bueno que tiene y haberle dado la oportunidad de su vida.