Un bonito final feliz: Frankie

Un bonito final feliz: Frankie

Cuando un perro es cachorro y le abandonan no entiende mucho qué sucede. Perdido, sangrando. Así apareció el pequeño Frankie. Con apenas dos meses de edad. Tenía una herida en la cabeza, posiblemente un mordisco. Trataba de caminar, chocándose continuamente. Unos señores que paseaban con sus perros lo encontraron entre las viñas. Rápidamente lo cogieron echándole la chaqueta de uno de ellos encima. Frankie no respondía a sus voces. Estaba desorientado y muy asustado. El veterinario dijo que posiblemente fuera sordo. Y tenía epilepsia.

En ANAA ha sido un perro muy querido. Ese cruce de pastor alemán que a veces recuerda a un malamute de Alaska. Esa manera de ladrar “feroz” para llamar la atención en busca de cariño.  Ese andar único. A sus cinco años, Frankie seguía teniendo un corazón de león cachorro.

Y todas estas peculiaridades enamoraron a los que son ahora su nueva familia. Desde el momento en que les presentaron. Sin barreras. Supieron ver el maravilloso animal que es Frankie y le dieron un hogar. Hoy Frankie pasa sus días tranquilo, rodeado de personas que le quieren y cuidan. Su epilepsia está controlada y su corazón aún tiene muchos años por delante para latir.