Ansiedad por separación

Ansiedad por separación

La conocida como “Ansiedad Por Separación” tiene su origen en el miedo. Ésta tiene lugar por el miedo que le puede producir a nuestro amigo de cuatro patas quedarse solo o que una persona en concreto no esté presente. La base del problema es que el perro no ve seguridad en la casa, la ve en la persona. Puede incluso tratarse de una persona en concreto y llegar a padecer APS si ésta se va, aun quedando en la casa más miembros de la familia.

No es un problema a tomar a la ligera ya que, en primer lugar, el perro sufre cuando la padece y, en segundo lugar, puede llegar a manifestarse de muchas formas, algunas molestas como que el perro ladre, aúlle o rasque las puertas, pero otras pueden ser más perjudiciales para el perro, como estereotipias u otros comportamientos compulsivos que pueden dejar secuelas físicas o incluso la auto mutilación.

En estos días, que por el confinamiento estamos más tiempo en casa, es más fácil que el perro tienda o incluso comience a padecer ansiedad por separación. Aún más grave puesto que al continuar con él en casa, no seremos conscientes de que agravamos el problema y cuando volvamos a la normalidad el perro llevará un tiempo acostumbrado a nuestra constante presencia y el problema se empezará a manifestar, pero ya de forma virulenta desde el principio.

Con el fin de prevenir que esta situación pueda llegar a darse, lo recomendable sería seguir unas sencillas pautas que ayudarán a nuestro peludo a ser más autosuficiente y, en general, a crear cierto desapego. Puede parecer algo cruel en principio, pero pensad que las madres comienzan un desapego con los cachorros a temprana edad para favorecer su autosuficiencia.

  • Podemos dar de comer al perro en una habitación aparte, separado de los demás, de forma que reciba algo positivo en un momento en el que está solo.

  • No le permitiremos seguirnos constantemente. En alguna ocasión se lo impediremos mediante el cierre de alguna puerta o pidiéndole simplemente que se quede y no nos siga.

En estas situaciones, nuestras ausencias no deberían ir en aumento de forma progresiva, o la expectativa también irá en aumento. Es mejor separarnos 3 minutos, la siguiente vez 10 minutos y la siguiente 5 minutos, por ejemplo.

  • No le prestaremos atención siempre que lo reclame. Unas veces sí, pero en alguna ocasión deberemos ignorarle aunque reclame nuestra atención.

  • No le saludaremos o nos despediremos. Se suele hacer al llegar o irnos de casa, en esta situación de confinamiento, podremos no saludar al levantarnos por la mañana o entrar en la habitación en la que esté nuestro peludo y no nos despediremos al irnos a la cama o salir de la habitación.

  • Una muy buena ayuda son los juegos de olfato. Que el perro tenga que buscar por la casa o la habitación. (No se lo pongamos muy difícil, se trata de un juego). Son también un buen sustituto de los largos paseos que temporalmente no estamos pudiendo dar.

  • Nunca le abriremos una puerta si lo está reclamando o rascando para salir ya que vería recompensado ese comportamiento, abriremos en cuanto se calme.

  • Dejaremos el Kong, una chuche o un juguete para que lo encuentre de vez en cuando. Nosotros no se lo daremos pues la idea es que lo encuentre en algún momento en el que esté solo.

La idea es incorporar estas pautas en nuestro día a día sin pasarnos, en ningún caso, al extremo en el desapego y dejar a nuestro peludo de lado o que siempre vea en nosotros indiferencia.

Pondremos especial cuidado en no recompensar con chuches o caricias aquellos comportamientos no deseados ya que los estaríamos reforzando y, por lo tanto, los repetirá con más frecuencia. Los estados de ánimo y los comportamientos que deben ser recompensados son tranquilidad, autocontrol y calma.